martes, 10 de junio de 2008

Vidas de Tebeo: François l'Olonnais

Hay muchas historias de personajes reales, de no ficción. De gentes, que por su vida aventurera, dramática o interesante, sin más, se podría llevar perfectamente a la gran pantalla o al comic.
En esta sección trataré de dejar constancia de algunas de esas vidas.
Para empezar, he elegido lo que podría ser un antihéroe, una persona de gran valor y de gran maldad.
Piratas, hay muchos que podrían proponerse para esta sección, (de hecho irán apareciendo unos pocos por ella), debido a su vida llena de aventuras y peligros, pero de entre todos ellos, esta vez le toca el turno al quizás más temido (incluso por los propios piratas) que alguna vez navegaron por las aguas del mar Caribe.

Jean-Devid Nau (* 1635, Les Sables-d'Olonne - †1668, Panamá)

El Olonés más conocido como François l'Olonnais, fue un terrible y feroz pirata que vivió en el siglo XVII, natural de Les Sables-d'Olonne (costa Atlántica de Francia). Dejó fama de haber sido uno de los piratas más crueles y de gran valor y seguridad en sí mismo, lo que le sirvió para tener un gran dominio sobre su gente que le obedecía fieramente. Se dice que obtuvo infinidad de tesoros.
Algunos de sus ataques como pirata fueron ejecutados bajo los auspicios del gobierno francés que por aquellos años del siglo XVII se hallaba en guerra contra los españoles.
El Olonés llegó a las Antillas alistado en el ejército francés, cumpliendo el servicio militar. Una vez terminado, prefirió quedarse en Santo Domingo en compañía de los aventureros que allí habitaban. Se fue aficionando al estilo de vida de aquellas gentes de las que aprendió mucho para sus futuras hazañas. Pronto empezó a piratear en aguas del Caribe.
Seguía siempre con sus prisioneros la misma táctica terrorífica: los interrogaba, los torturaba, elegía alguno que sirviera de ejemplo a los demás al que o bien cortaba su cuerpo en pedazos o bien le rasgaba el pecho sacándole el corazón que a veces masticaba y escupía a la cara de los demás. Fue un personaje temido y odiado a causa de sus hábitos crueles.
Tanto, que estos le hicieron conocido a través de todas las indias occidentales. Por esta razón los españoles de la época del Olonés, siempre que eran atacados en el mar preferían morir o hundirse peleando antes que rendirse, pues ya sabían que en las manos del pirata no iban a encontrar piedad ni cuartel.
Alexandre Olivier Exquemelin, cuenta un caso en el que fue testigo presencial:
"Yo asistí a una escena que en verdad me dejo estremecido de terror. En los primeros momentos del saqueo, habiendo hecho un prisionero, el Olonés le exigió que condujera a sus hombres a aquellos lugares donde hubiera mayores riquezas, porque su afán de apoderarse de ellas era muy grande. Pero el prisionero era muy bravo y se negó. El Olonés lo amenazó con someterlo a crueles tormentos, pero aún así el prisionero siguió resistiéndose. Entonces el Olonés ordenó que lo amarraran a un árbol y, cuando sus hombres se hubieron apresurado a cumplir esta orden, él de un tirón separo sobre el pecho del prisionero su casaca, y luego extrajo su cuchillo y le asentó un descomunal tajo que le desgarro la carne. La sangre brotó en seguida, pero esto no conmovió al Olonés. Con la ferocidad que le daba su odio a los españoles, introdujo la mano en la herida del prisionero y le arrancó el corazón, que ofreció a uno de sus propios hombres. Éste se lo comió crudo, con la carne aún palpitante."
Este pirata, también se gustaba de pasar por el sable a sus prisioneros y según les cortaba la cabeza de un golpe certero, chupar la sangre, aun caliente, del filo de su espada.




Todas sus incursiones tuvieron lugar en el mar de las Antillas o (mar Caribe). Nunca pudieron vencerle los españoles ni por tierra ni por mar.
El principio de su desastre fue que en una terrible tormenta, perdió su barco en las costas de Campeche. Todos los hombres fueron salvados, pero, llegando a tierra, los españoles les persiguieron matando a la mayor parte, e hiriendo también al Olonés. No sabiendo éste como escapar, pensó en salvar su vida por medio de una estratagema: tomó varios puñados de arena y mezclándola con la sangre de sus propias heridas se embadurnó la cara y otras partes del cuerpo. Entonces, ocultándose con gran destreza entre los muertos, permaneció inmóvil hasta que los españoles se marcharon del campo de la lucha. Ya que se habían ido, se retiró al bosque, vendó sus heridas y las cuidó hasta sanar y entonces se dirigió a la Ciudad de Campeche perfectamente disfrazado. En la ciudad habló con ciertos esclavos a los que prometió libertad en caso de que le obedecieran. Ellos aceptaron sus promesas y robando de noche una canoa, se lanzaron al mar con el Olonés. Mientras los compañeros del pirata aprisionados por los españoles permanecían encerrados en sus calabozos, el Olonés se paseaba por las calles de la villa. A los prisioneros les preguntaban: ¨Qué pasó con su capitán? y ellos respondían: "está muerto". Y estas noticias alegraban infinitamente a los españoles ocasionando grandes demostraciones de júbilo. El Olonés que asistía a los festejos por su muerte, se apresuró a escapar con los esclavos antes dichos, llegando sano y salvo a la Isla de la Tortuga, lugar de común refugio de toda clase de malajes y semillero, por así decirlo, de piratas.


Durante meses aterrorizó de nuevo las costas de Centroamérica cometiendo robos, asaltos y asesinatos, hasta que el Olonés naufraga con sus hombres en un banco de arena. El equipaje se hallaba hambriento y, pese a todas las medidas (descarga de cañones y objetos de peso), el navío no consigue volver a flote. Durante 6 meses, el Olonés debe defenderse de los incesantes ataques de los Indios y, finalmente, con tan solo 150 hombres consigue mediante barcas planas construidas por ellos, llegar hasta la desembocadura del Río San Juan, que le abre el camino hacia el lago Nicaragua. Pero una vez allí, los Indios y los españoles le fuerzan a retroceder. Deberá continuar con ayuda de las velas, haciendo las costas del golfo de Darién. Bajado a tierra para encontrar víveres y agua potable, un día es sorprendido por los nativos, pertenecientes a la tribu Kuna, que practicaban la antropofagia o canibalismo (comer seres humanos), el Olonés y todos sus hombres fueron atacados, solo un hombre logra salvarse de la lucha y escapar. Este fue quien relató más tarde cómo los indios de Darién atraparon al Olonés y lo descuartizaron vivo para echar sus trozos en el fuego, según el testigo:
"...lo despedazaron y descuartizaron, lo asaron y... se lo comieron."

Fuentes:
La Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-David_Nau
Piratas de Wolfram Zumondfeld



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